La salud se puede entender desde diferentes perspectivas, y generalmente se reconocen cuatro tipos principales que abarcan distintos aspectos del bienestar humano:
Se refiere al estado del cuerpo y su funcionamiento. Incluye la ausencia de enfermedades, la buena condición física, la alimentación adecuada, el ejercicio regular, y el cuidado de la higiene personal.
Relacionada con el bienestar emocional y psicológico. Implica la capacidad de gestionar el estrés, mantener relaciones sociales saludables, tener una autoestima positiva y afrontar las dificultades de manera efectiva.
Se centra en las relaciones interpersonales y la integración en la comunidad. Incluye habilidades sociales, apoyo social, relaciones familiares y laborales, y la participación en actividades sociales que fomenten un sentido de pertenencia.
Relativa a la búsqueda de sentido y propósito en la vida, así como a las creencias y valores personales. Puede involucrar prácticas religiosas, filosóficas o actividades que aporten paz interior y equilibrio emocional.
Estos cuatro aspectos interactúan entre sí y son fundamentales para lograr un bienestar integral.