La Iglesia Católica considera a Jesucristo como su fundador, ya que fue quien estableció los principios y enseñanzas que darían origen a la comunidad de sus seguidores. Jesucristo, una figura central en el cristianismo, predicó el amor, la misericordia y la fe en Dios Padre, y sus apóstoles, especialmente Pedro, quien es considerado el primer Papa, difundieron sus enseñanzas tras su muerte y resurrección. La institución formal de la Iglesia Católica comenzó a desarrollarse en los primeros siglos después de la muerte de Jesús, consolidándose con la organización jerárquica y la estructura que conocemos hoy en día.